Los padres no sabían nada, ya que era una sorpresa de unos familiares y, cuando sacaron la cesta, se quedaron encantados. Cuando tuve la oportunidad de hablar con los padres, me dijeron que no habían visto nunca un regalo de bautizo tan original. También me afirmaron que no quedó ni una galleta de recuerdo, de lo ricas que estaban.
Felicidades Mireya.